martes, 8 de abril de 2008

A la Memoria de mi Madre

Mi Rosa,

Te pusiste el gran vestido
de día de fiesta en un día inesperado,
cuidaste de mí hasta la recta final
de un proceso largo y duro,
corriste por senderos inconcebibles
a mi mojín sin pisotear nada...
Ahora, me miras sin yo verte,
y queriendo yo sentirte.

No me dejes en lo oscuro,
no me dejes en lo adverso...
Toma mis pasos y guíalos por
el camino que tú veas más lindo.

Una vez me quisiste, y luego,
por siempre, me amaste.
Abrazo tu imagen no queriendo dejarla partir,
mas nunca será así,
pues vives en mi memoria incerrable por ahora.

Nunca quise que así fuese
y me tenías una sorpresa...
Y me quemaste por completo,
y me aliviaste algunas partes...

La herida está abierta
y necesito de tus curas,
de tus curas necesito
y me agito al no ser de tus abrazos...

Quiero verte y no apareces,
aún late la canción en mi silencio
y quiero dártela y
vivir en ella junto a tí una vez más.

Hasta siempre, mi mamita amada,
siempre tuyo.
Tu hijo,
Cristian,
San Tunga.

martes, 11 de marzo de 2008

Bendito Sufrimiento

A la base de un rombo, pude tocar tu herida y lloré.
Fraccioné mi pensamiento entre el dolor y la fortaleza...
Traté de brindarte el sostén propio de este paraje
que me brindó suma fuerza
y no hice más que agobiarme,
a la vez que contentarme al contemplar
el brillo en tus ojos, y tu agradecida sonrisa.

(...) ya no hago más que sollozar y resistir este calvario
en el que me sumí por tí, y por tí...
procuro no desvelarme para no sufrir,
mas no hay mérito suficiente para evitarlo.
Paloma azul, envíame algo de tu ser
que compense este dolor,
que refresque este ardor,
pero que nunca suprima mi sacrificio,
ya que siempre valió la pena,
sólo por ella, por ella solamente.

(...) Paloma azul de la parte superior del rombo,
aquietaste mi martirio
y supliste mi candente agobio...
Bendita la persona que inspiró este sufrimiento,
que hoy me hace grande y me provoca bien.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Infelicidad... mi Enajenación...

Me rehuso a sentirme mórbido,
sólo anhelo un pálpito limpio.
Tal vez, acepte sólo una mirada,
mas con el seño fruncido,
pues me he de sentir menos molesto.
Condicióname a tu contorno;
pobre de aquel que pase por esta vereda
y se atreva a saludarme alegre
¡Mierda! ¡Te dije!
Dibuja en mí un rasgo más que en tí,
muéstrate infeliz,
refugia en lo recóndito tu prodigiosidad,
mátate vulnerable a mis ojos.
Es sólo que necesito verme mayor al analogarme.
Cuída de mí ¡Te lo exijo!
No me quedan más que mis palabras...
¡No te vayas! Perdón,
es cierto, a tí te poseo...

jueves, 31 de enero de 2008

Tú, Fugitiva e Indómita.

Se esfumó tu presencia y tu vigor.
Se mandó a cambiar tu...

Se me fue tu mirada reforzante.
Se mandó a cambiar tu...

Burló mi presencia y se marchó.
Se mandó a cambiar tu...

Inclino mi testa y, lujurioso,
busco tu imagen en mi magín.
Quisiera, por lo menos, tener el desprecio suficiente
que me dé el goce de patear tu imagen,
mas la gota a gota que brota hasta mis botas,
no rebota y penetróme hasta mi esencia,
mi sello, mi porvenir y mi psicoesqueleto.

¡Qué desdicha!
tú fugaz y yo el anclado,
el microespectro de posibilidades.
Tú, la amplia gama de sucesos en el porvenir.

Mi cuerpo putrefacto,
así lo siento yo.
Tu imagen acicalada,
así la veo yo.

Sigo, como el cangreso,
en avance y retroceso.
Pulgar a pulgar, sin sintonía,
pero buscando el vivir,
aunque no pueda y me duelas.

Tú, la eterna,
fugitiva e indómita,
nunca mía, empero,
siempre de todos.
Inanulable a mi conciencia.

lunes, 14 de enero de 2008

Una Idea sobre la Muerte.

Es cierto, tememos mucho a la muerte, sin embargo, tampoco somos culpables del hecho, puesto que la sociedad nos hace cautivos de su marcos ipso facto, haciendonos reproducir sus elementos vitales y, también, los accesorios. Por otra parte, dentro del mismo factor macrosocial de corte occidental, tememos a la muerte porque no estamos preparados, debido a que, socialmente, aún tenemos mucho que hacer, sobretodo los más jóvenes: hay que hacer familia, tal vez, casarse, obtener un trabajo, en fin. Es imposible estar preparados en un mundo que nos condiciona a temerle a la muerte. Es sólo, en el atardecer de la vida, cuando nos subimos a la nube de un estado de mayor espiritualidad, cuando comenzamos a tomarle el gusto sabroso que pueda tener, porque tampoco sabemos nada de lo que viene después de ésta.

Saludos.

SAN TUNGA.

sábado, 12 de enero de 2008

El Drama de la Verdad, la Pronta Liberación


Cuenta la historia que un día se hizo el valor de correr y batallar contra el gigante.

Se dió cuenta de que fue capaz de despojarse de su miedos más profundos.

Ni siquiera hubo necesidad de que su abuela, mujer a quien más quería, lo aconsejara.

En la soledad de su yo interno, sufrió, murió en el intento, se volvió a levantar y se sintió listo para enfrentar al gigante.

El grupo de compañeros lo miraban extrañados, porque se había pegado en un punto de sala en el espacio físico, mas no sabían todo cuánto elucubraba en su mente.

- Bueno, me retiro de esto ¡no he sido nunca feliz junto a vosotros!

Todo el mundo quiso matarlo, no les quedó otra que silenciarse y aceptar el designio del muchacho.

¿Qué decirle? Pues, nada.

Eso creo yo.

¿Y ustedes qué dicen?


SAN TUNGA.

jueves, 10 de enero de 2008

Una idea Existencial

Unas líneas de armonía quiero regalar en el aquí y el ahora-que responden a mi tiempo y mi espacio, no necesariamente al vuestro-, una multitudinaria cantidad corta de palabras cuyo fin es entregar otro poco de alegría, para al fin poder conectarnos con un estado de apaciguamiento desde el cual poder estar al tanto de nuestras fuerzas inconcientes, pulsiones de vida, que dan todo su esfuerzo por vernos felices a costa de nada.

Porque, por nada se movilizan por nuestra integridad y, por nada, también, nos pueden llevar a la automutilación.

Al fin, si nada moviliza la base de nuestro comportamiento, entonces, por nada camino, por nada respiro, por nada amo, por nada siento, por nada pienso, en fin.

Por nada estoy escribiendo y, sobre esta nada, es que todos experimentamos y presenciamos el vivir. Y, mientras no halla respuesta alguna respecto de esa nada, seguiré maravillado por acicalar mi vida en aquel vacío lleno de virtudes…


SAN TUNGA.